
El 25 de junio de 2006, el estadio de Núremberg fue testigo de uno de los partidos más intensos y polémicos en la historia de la Copa del Mundo. Portugal y Países Bajos se enfrentaron en los octavos de final del Mundial de Alemania 2006 en un encuentro que pasó a la historia como la «Batalla de Núremberg» debido a la cantidad récord de tarjetas mostradas por el árbitro ruso Valentín Ivanov.
Desde el inicio del partido, ambos equipos jugaron con una intensidad desmedida, lo que derivó en constantes faltas y roces entre jugadores. El árbitro mostró un total de 16 tarjetas amarillas y 4 tarjetas rojas, convirtiéndose en el partido con más expulsados en la historia de los Mundiales. Entre los jugadores sancionados estuvieron Deco y Costinha por Portugal, mientras que por Países Bajos fueron expulsados Giovanni van Bronckhorst y Khalid Boulahrouz.
A pesar del caos, Portugal logró imponerse 1-0 con un gol de Maniche en el minuto 23. El partido estuvo marcado por momentos de tensión, con jugadores enfrentándose constantemente y entradas al límite del reglamento. En particular, una dura falta de Boulahrouz sobre Cristiano Ronaldo lo obligó a salir del partido, dejando al joven delantero visiblemente afectado.
La Batalla de Núremberg no solo dejó una mancha en el torneo, sino que también generó fuertes críticas contra la actuación arbitral. La FIFA consideró que Ivanov perdió el control del partido, lo que llevó incluso a que el entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, declarara que el árbitro debió haber mostrado una tarjeta amarilla para sí mismo por su actuación.
Portugal avanzó a los cuartos de final tras esta dura batalla, pero el desgaste físico y emocional afectó al equipo en las siguientes rondas. A pesar de ello, la selección lusa logró alcanzar las semifinales, donde cayó ante Francia.
Este partido sigue siendo recordado como uno de los encuentros más agresivos en la historia del fútbol, un choque donde el juego brusco y las decisiones arbitrales opacaron el espectáculo.
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