Italia 4-3 Alemania Occidental: «El Partido del Siglo»

El 17 de junio de 1970, el Estadio Azteca de Ciudad de México fue testigo de uno de los encuentros más memorables en la historia del fútbol: la semifinal de la Copa Mundial entre Italia y Alemania Occidental, conocida como «El Partido del Siglo». Este apodo no es casualidad, ya que el encuentro ofreció un despliegue de drama, intensidad y emociones que sigue siendo recordado por los aficionados.

El partido

El duelo comenzó con una rápida ventaja para Italia, gracias a un gol de Roberto Boninsegna en el minuto 8. A partir de ahí, el encuentro fue un despliegue de resistencia defensiva por parte de los italianos, quienes trataron de contener los continuos ataques de Alemania Occidental. Sin embargo, el esfuerzo alemán rindió frutos en el tiempo de descuento, cuando Karl-Heinz Schnellinger empató el marcador 1-1, forzando el tiempo extra.

El tiempo extra inolvidable

Lo que sucedió en el tiempo suplementario fue un espectáculo único. En esos 30 minutos se marcaron cinco goles, un hecho inédito en una semifinal mundialista.

• Gerd Müller adelantó a Alemania Occidental, pero Italia respondió rápidamente con un gol de Tarcisio Burgnich.
• Luigi Riva puso a los italianos nuevamente al frente, pero Müller, con su instinto goleador, empató otra vez, marcando el 3-3.
• Finalmente, Gianni Rivera, el cerebro del mediocampo italiano, selló el 4-3 definitivo tras una asistencia precisa de Boninsegna, desatando la euforia italiana.

El impacto y el legado

El partido destacó por el esfuerzo físico y mental de ambos equipos, quienes jugaron al límite de sus capacidades en una noche de calor sofocante. Alemania Occidental terminó con jugadores visiblemente exhaustos, como Franz Beckenbauer, quien continuó jugando a pesar de una dislocación en el hombro, sosteniendo su brazo con un cabestrillo improvisado.

Para Italia, esta victoria significó el pase a la final y la consolidación de una generación legendaria.

El marcador, las emociones y el contexto de esta semifinal convirtieron a Italia 4-3 Alemania Occidental en una leyenda del fútbol, y el Estadio Azteca en un escenario icónico que aún resuena con los ecos de esa noche inolvidable.