
El Mundial de Inglaterra 1966 marcó un hito histórico para el país anfitrión, que logró su primer y único título mundial hasta la fecha. La selección inglesa, liderada por el entrenador Alf Ramsey y con figuras destacadas como Bobby Charlton, Geoff Hurst y Gordon Banks, coronó una campaña sólida al vencer a Alemania Occidental 4-2 en una emocionante final disputada en el mítico estadio de Wembley. Sin embargo, este torneo no estuvo exento de polémicas, especialmente en su desenlace.
La Final: Inglaterra vs. Alemania Occidental
El partido final, jugado el 30 de julio de 1966, tuvo todos los ingredientes de un clásico. Alemania Occidental comenzó marcando el primer gol, pero Inglaterra igualó rápidamente y luego tomó la ventaja. Con el marcador 2-1 a favor de los ingleses, Wolfgang Weber anotó para los alemanes en los minutos finales, forzando el tiempo extra.
Fue en esta prórroga cuando se dio el momento más controvertido del torneo: el «gol fantasma» de Geoff Hurst. En el minuto 101, Hurst remató un disparo que pegó en el travesaño y rebotó cerca de la línea de gol. El árbitro principal, Gottfried Dienst, consultó con su asistente, el soviético Tofiq Bahramov, quien confirmó el gol a pesar de las dudas. Las repeticiones posteriores han mantenido el debate, ya que no está claro si el balón cruzó completamente la línea.
Con la ventaja en el marcador, Inglaterra se aseguró el título con otro gol de Hurst en los últimos minutos, convirtiéndose en el único jugador en la historia de los mundiales en anotar un hat-trick en una final.
Polémicas del Torneo
Más allá del «gol fantasma», la edición de 1966 estuvo marcada por otras controversias:
- Eliminación de Brasil: El vigente campeón fue eliminado en la fase de grupos, en parte debido al juego brusco de sus rivales y a la aparente permisividad de los árbitros.
- El boicot africano: Ningún equipo africano participó en el torneo, ya que exigían un cupo exclusivo para el continente en lugar de competir con equipos asiáticos y oceánicos por un único lugar.
- Críticas a la organización: Aunque Inglaterra fue elogiada por el nivel de sus estadios y la afluencia de público, algunas decisiones arbitrales fueron cuestionadas, alimentando teorías de favoritismo hacia el anfitrión.
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